Ir al contenido
_
_
_
_
editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Gaza, las bombas y las palabras

El plan para expulsar definitivamente a los gazatíes del sur de la Franja contrasta con el gesto de Francia hacia el Estado palestino

Grupos de palestinos desplazados abandonan el este de la ciudad de Gaza tras las órdenes de evacuación del ejército israelí, este viernes.
El País

La expulsión total de los habitantes del sur de Gaza e incluso la posible destrucción de la ciudad de Rafah, en la frontera con Egipto, para permitir al ejército israelí tomar el control absoluto del territorio, es una hipótesis monstruosa que no debe ser tolerada por la comunidad internacional. El nuevo plan, revelado esta semana por el diario Haaretz citando fuentes del Ministerio de Defensa israelí, afecta al 20% de la extensión total de la Franja, donde se hacinan más de dos millones de personas sometidas al terror de la ofensiva militar que ha causado más de 50.000 muertos, decenas de miles de heridos y más de un millón de desplazados.

El propósito del Gobierno de Benjamín Netanyahu es de un desprecio inaudito a la dignidad de los civiles palestinos, que quedan reducidos a estorbo que es preciso quitar de en medio en aras de un plan que aleja, todavía más si es posible, cualquier solución negociada a esta tempestad bélica. Desde que rompiera el precario alto el fuego el pasado 18 de marzo, Israel está procediendo a la división de Gaza aislando a sus habitantes y ampliando las zonas donde impide regresar o instalarse a los civiles.

Mientras, Netanyahu permanece impasible al endurecimiento del lenguaje de condena hacia su estrategia por parte de gobiernos e instituciones que habitualmente destacan por medir con cuidado sus palabras. Que el secretario general de la ONU, António Guterres, emplee la expresión “campo de exterminio” —con todo lo que ello supone en la historia del pueblo judío— para describir en qué se ha convertido Gaza debería provocar una mínima reflexión en el Ejecutivo israelí. Pero no ha sido así. Cada crítica —venga de donde venga— a la matanza de civiles palestinos inocentes es etiquetada sistemáticamente y de manera torticera como “antisemitismo”, achacada a una conspiración para acabar con Israel como Estado y utilizada como justificación para redoblar una estrategia que está causando un nivel de muerte y destrucción no visto en décadas.

Pero lo cierto es que la violencia irrestricta desencadenada por Netanyahu en Gaza tras el ataque terrorista de Hamás del 7 de octubre de 2023 está cambiando radicalmente el entorno de las relaciones internacionales y sumando a la causa de los derechos de los palestinos a países tradicionalmente alienados a machamartillo con los gobiernos israelíes. Así, el anuncio de Emmanuel Macron de que Francia podría reconocer al Estado palestino en junio supone todo un aviso. El primer ministro francés también ha anunciado además que animará a otros a seguir sus pasos y a varios países árabes a reconocer a Israel. Por lo que respecta a Europa, desde que se iniciara esta fase de conflicto, España, Irlanda y Noruega han reconocido a Palestina, pero en el caso de Francia el cambio de actitud cobra un significado especial: es miembro del G-7 y cuenta con la mayor comunidad judía de Europa.

La situación en Gaza es desesperada y la actitud de Trump, gran valedor de Netanyahu y árbitro de facto de la situación, no permite albergar muchas esperanzas, pero hay que dar la bienvenida a cualquier gesto de resistencia a esa sangrienta política de hechos consumados que pretende hacer que el mundo termine por admitir lo inadmisible.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
_
_